Esta semana es corta, sí. Y merece una de esas bocanadas de aire fresco, esas que nos traen algunos de nuestros «pantuflos». Sea como sea tu día, te invitamos a descubrir a Eva Ferrer, desactivadora de bombas emocionales, abogada, coach y facilitadora de conflictos en Infinitas Posibilidades.
¿Cuál era tu sueño cuando eras crío? ¿Qué querías ser de mayor?
Mi sueño cuando era niña era ser pediatra porque quería “cuidar de los niños”. Después resultó que estudié Derecho. Pero es curioso porque hace poco, mientras reflexionaba sobre un taller para emprendedores que iba a impartir, me di cuenta de que en realidad, no estaba tan alejada de ese “sueño infantil” porque lo que realmente me motiva, ahora, es “cuidar de las personas que hacen realidad las empresas”
Y siento que gran parte de ese cuidado está dirigido al niño interior: ayudarle en la gestión de los conflictos, para que no se sienta excesivamente lastimado; ayudarle en la gestión de los miedos y las frustraciones cuando emprende una aventura empresarial; ayudarle en la gestión de su autoestima y de su confianza si en algunos momentos de su vida las cosas parecen no ir todo lo bien que quisiera o que había soñado, …
¿Qué es lo que te mueve en la vida?
Contribuir en la vida de otros.
¿Hay algún juego de tu niñez que te haya marcado?
El 1, 2, 3. Emulaba a Mayra Gómez Kemp y le preparaba a mi hermana toda la habitación que compartíamos con tarjetitas sorpresa, pruebas, regalos, etc … ¡Era muy divertido!
¿Tienes algún «mantra personal”?
”Esto también pasará” es la frase del cuento “El rey y el anillo»
Una frase de otra persona que te guste recitar
¡Muchas! Mi facebook se inicia cada día con una frase que el mundo me regala y que yo comparto con otros.
¿Qué crees que hace falta para cambiar el mundo?
Amor por nosotros mismos. Creo que los conflictos, las dificultades, los problemas, surgen porque no nos amamos lo suficiente. Si te amas, si te respetas, si vives de acuerdo con lo que eres, con tu esencia, desaparecen muchos de los conflictos que tenemos con los demás.
¿Cuáles son los momentos en los que te sientes en paz con el mundo?
Cuando conecto con el otro de un modo profundo o cuando imparto formaciones y siento cómo saltan esos “clics” en el otro…
¿Cuál ha sido el gran aprendizaje que has hecho este año?
Han sido varios:
- Ser consciente de que las cosas suceden cuando tienen que suceder y no cuando tú quieres que sucedan y confiar en que llegará ese momento sin perder la ilusión.
- Que tengo que hacer caso a mi intuición, a ese mensaje efímero que a veces siento “en las tripas” y estar atenta para que “no suba a la cabeza y lo estropee” porque entonces entran los pensamientos, que te mienten, te engañan y en muchas ocasiones, por miedo, pretenden que te creas “que no era tan buena idea” y son capaces de argumentártelo con una serie interminable de “razones y justificaciones”
- Y también el darme cuenta de que ser uno mismo puede causar impacto inicial en otros aunque, a la larga, genera respeto.
¿Y la gran metida de pata de este año?
Hace tiempo que siento que no hay errores ni fracasos, que hay resultados no deseados que, en el fondo, encierran grandes enseñanzas así que procuro no dejar mucho espacio al “ego malherido” y sacar pronto la lección, agradeciéndola y sin quedarme atascada.
¿Hay alguien a quien te gustaría pedirle perdón ahora?
A mí. Por todo lo que todavía no me atrevo a hacer.
¿A qué persona imprescindible de tu vida te gustaría decirle “gracias” ahora?
A mi madre, por cuidar de mí y de mis necesidades más básicas del modo que sólo una madre puede hacerlo … ¡lo mismo me da fruta, que me prepara un tupperware que me compra unas plantillas para los zapatos o una pieza para el grifo. ¡Es fantástico cómo me cuida!